La ilusión de las fiestas

Noche de paz, noche de amor… cantaba mi abuela minutos antes de las doce, como llamado para que todos nos acerquemos al árbol y recibamos allí, tomados de la mano, la Navidad. Cada año de mi infancia pude disfrutar la magia de ese momento y mucho tiempo después lo recuerdo vívidamente. Hoy los villancicos han quedado obsoletos, pero los preparativos para celebrar las Fiestas se mantienen siempre vigentes: armar el arbolito, decorar la casa, desempolvar la vajilla reservada a las ocasiones importantes, preparar un menú especial. Son fechas que representan un motivo de festejo e incitan a la unión, a la alegría, a la ilusión, aunque muchas veces su contracara aparece con más fuerza: el stress para llegar a tiempo con todo, los brindis por compromisos laborales, las discusiones de si las pasamos con los tuyos o con los míos… situaciones que en la vorágine del día a día nos impiden discernir lo realmente importante, y así nos perdemos de disfrutar la casa decorada preciosamen...