Niños o padres impacientes?
A diario vemos mamás, papás, abuelos, tíos, niñeras y cualquier otro adulto allegado a los niños, fastidiarse, retarlos, amenazarlos y hasta ejercer violencia física ante la queja repetida de “cuánto falta para…”. Pareciera que a los grandes nos cuesta comprender el aburrimiento de los chicos cuando estamos en la cola del super, del banco, del colectivo que no viene o de un cine. Es que estemos allí por necesidad nuestra o en una salida que ellos eligieron, la espera siempre les resulta interminable e insostenible. Un niño pequeño no puede esperar tranquilo y paciente en ninguna circunstancia porque aún no ha incorporado la noción del tiempo. No comprenden cuánto es 10 minutos, ni 3 horas, ni 2 días, ni 1 mes. Debemos ayudarlos a entender el tiempo de otra manera, ya que no tienen la capacidad de medirlo. Por ejemplo les podemos decir: después de comer, después del día que tenes gimnasia en la escuela, después del cumple de la abuela sigue el de papá y luego el tuyo. Si vamos...