Maternidad y trabajo: el momento de separarnos de nuestro hijo
Al momento de retomar nuestra actividad
laboral, emocionalmente pueden ocurrirnos básicamente dos cuestiones: que nos
provoque muchísima angustia tener que dejar a nuestro hijo con otra persona
(familiar, niñera, jardín maternal, etcetera) y no verlo durante casi todo el día, o
bien que sintamos cierto alivio por poder retomar nuestra vida habitual,
nuestros lugares de identidad, por sentir que volvimos a ser “la de antes”. Sea
cual fuera el caso particular de cada una, sería de gran importancia
preguntarse por qué nos sentimos como nos sentimos, buscar en nuestro interior
qué nos pasa como madre y como mujer, y si es necesario, buscar un espacio en
el cual poder sentirnos escuchadas y comprendidas respecto a nuestros
sentimientos muchas veces contradictorios.
Más allá de si trabajamos o no lo
importante es lograr esa fusión emocional que todo bebé requiere en los
primeros tiempos de su vida. Brindarle contacto corporal, juego, mirada,
quietud y presencia durante cierto período del tiempo que estamos en casa.
Es posible seguir trabajando sin que el niño tenga que pagar los precios del
abandono emocional. Lo que ocurre es que habitualmente nos resulta muy difícil
dejar de lado las preocupaciones, el teléfono, la computadora y todas las
obligaciones hogareñas para dedicar un tiempo exclusivamente para nuestros
hijos, un tiempo para brindarnos en cuerpo y alma puramente a ellos.
Por otra parte, normalmente las mujeres
tienen que hacer de cuenta que nada ha cambiado y se espera que rindan en el
trabajado igual que lo hacían antes. Para lograrlo necesitan desconocer el
estado de fusión emocional con el bebé del cual tuvieron que separarse.
Frente a esta complicada situación de
tratar de equilibrar la maternidad con nuestra vida laboral se pueden plantear
algunas sugerencias:
- Pedir y aceptar
la ayuda de tu pareja, tu familia y amigos.
- Permitir que tu
pareja colabore con las tareas de la casa y con el tiempo de dedicación al hijo
de ambos, tanto en lo que respecta a tareas como bañarlo o bien pasar momentos
de juego juntos.
- Buscar pequeños momentos para vos: leer un libro, salir con una amiga, hacer una actividad que te guste., etcetera
- Dejar de lado los
compromisos innecesarios.
No es fácil, pero tampoco imposible. Sólo
es cuestión de proponerse encontrar un equilibrio sin exigirnos ser perfectas
como madres, esposas, trabajadoras y amas de casa.
Por otro lado, no hay que perder de vista
lo que le ocurre al niño durante este proceso. Hay que tener en cuenta que
siempre hay que hablarles a nuestros hijos de estos cambios aun siendo muy
bebés. Aunque nos parezca mentira el niño nos comprende. Es muy importante
explicarle por qué debemos irnos, con quién se va a quedar, cuándo regresaremos
y también qué sentimos nosotras frente a esa separación. La adaptación es un
proceso gradual y progresivo que puede tener altibajos. Muchas veces nos
sentimos culpables por tener que volver a trabajar y eso funciona como
obstáculo. Pero también ocurre que hay papás que apuran ese proceso. Es siempre
muy importante darnos y darles tiempo y acompañarlos.
Lic. Mariela Lopardo
Comentarios
Publicar un comentario