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Mostrando entradas de 2015

La ilusión de las fiestas

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Noche de paz, noche de amor… cantaba mi abuela minutos antes de las doce, como llamado para que todos nos acerquemos al árbol y recibamos allí, tomados de la mano, la Navidad. Cada año de mi infancia pude disfrutar la magia de ese momento y mucho tiempo después lo recuerdo vívidamente. Hoy los villancicos han quedado obsoletos, pero los preparativos para celebrar las Fiestas se mantienen siempre vigentes: armar el arbolito, decorar la casa, desempolvar la vajilla reservada a las ocasiones importantes, preparar un menú especial. Son fechas que representan un motivo de festejo e incitan a la unión, a la alegría, a la ilusión, aunque muchas veces   su contracara aparece con más fuerza: el stress para llegar a tiempo con todo, los brindis por compromisos laborales, las discusiones de si las pasamos con los tuyos o con los míos… situaciones que en la vorágine del día a día nos impiden discernir lo realmente importante, y así nos perdemos de disfrutar la casa decorada preciosamente p

Vacaciones en casa

“ Má, estoy aburrido” Llegan las vacaciones e inevitablemente la rutina cambia. Ya sea que podamos irnos de vacaciones, que pasemos algunos días en el club, que tengamos una casa de fin de semana donde quedarnos, que hayamos anotado a los chicos en la colonia o que simplemente nos quedemos en casa, la realidad es que nada transcurre igual que de marzo a diciembre. Aunque planifiquemos mil cosas diferentes con el objetivo de que nuestros hijos la pasen genial y que estén entretenidos, inevitablemente hay una frase que seguro vamos a escucharlos decir en muchos momentos del verano, que nos inquieta y hasta nos hace sentir culpables: “Má, estoy aburrido”. En la actualidad la mayoría de los chicos tiene su agenda casi tan completa como la de un adulto, no les queda tiempo para aburrirse. Y de un día para el otro terminan las clases y también todas las actividades extraescolares, y nos parece que el día tiene demasiadas horas, entonces surge la pregunta: ¿Cómo llenar todos esos espaci

Ser mamá

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    Ser Mamá -  Nace un bebé. Nace una madre   Se dice que cuando nace un bebé también nace una madre, sería algo así como un nacimiento doble, según plantea el psiquiatra y psicoanalista Daniel Stern. Pero existe una diferencia fundamental entre ambos: el momento del alumbramiento es un hecho concreto, que queda inscripto en la memoria y en los papeles con fecha, lugar y hora, plasmado en ese nuevo ser que llega a la vida. En cambio el nacimiento de una madre no es tan fácilmente ubicable en el tiempo, no se produce cuando el bebé asoma al mundo, llora o toma teta por primera vez. Es un trabajo gradual que empieza a anunciarse con la llegada del deseo de ser mamá, y se afianza en la gestación y en los meses que preceden y siguen al momento inaugural por excelencia: el parto. En ese tiempo la mujer va experimentando infinidad de cambios: se altera su orden de prioridades, el cuerpo se transforma, las emociones afloran inesperadamente, lo intuitivo despierta, la mirada sobre el m

Abuelos de hoy

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El Rol de los Abuelos de Hoy La llegada de un bebé transforma completamente el día a día de un hogar, y no solo altera la vida de los padres sino también la de sus familiares más cercanos, especialmente los abuelos. El nacimiento de un nieto (sobre todo cuando se trata del primero) es un momento de gran alegría, pero que a la vez produce una enorme conmoción, y los abuelos necesitan encontrar cuál es su lugar. Además los cambios sociales y las condiciones actuales han modificado el estilo de vida y de crianza de las nuevas generaciones, definiendo un lugar diferente dentro de la familia para los abuelos, que ya no representan la figura de autoridad indiscutida que antes imponían ni comparten la tarea cotidiana de criar a los nietos naturalmente dada antaño. La Relación de los Abuelos con sus   Hijos en el Rol de Padres Para los nuevos padres, conciliar horarios de trabajo, atención de la casa, necesidades personales y cuidado del nuevo integrante, es una tarea ardua

Niños o padres impacientes?

A diario vemos mamás, papás, abuelos, tíos, niñeras y cualquier otro adulto allegado a los niños, fastidiarse, retarlos, amenazarlos y hasta ejercer violencia física ante la queja repetida de “cuánto falta para…”. Pareciera que a los grandes nos cuesta comprender el aburrimiento de los chicos cuando estamos en la cola del super, del banco, del colectivo que no viene o de un cine. Es que estemos allí por necesidad nuestra o en una salida que ellos eligieron, la espera siempre les resulta interminable e insostenible. Un niño pequeño no   puede esperar tranquilo y paciente en ninguna circunstancia porque aún no ha incorporado la noción del tiempo. No comprenden cuánto es 10 minutos, ni 3 horas, ni 2 días, ni 1 mes. Debemos ayudarlos a entender el tiempo de otra manera, ya que no tienen la capacidad de medirlo. Por ejemplo les podemos decir: después de comer, después del día que tenes gimnasia en la escuela, después del cumple de la abuela sigue el de papá y luego el tuyo. Si vamos via

La llegada de un hermanito

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Cuando llega un nuevo hijo al hogar, el equilibrio de la familia tambalea y cambia para volver a organizarse de una forma diferente. Hasta este momento el niño tuvo a sus padres en exclusividad y recibió todas las atenciones. Con la aparición del hermanito muchas cosas se modificarán por lo que papá y mamá tendrán que ayudarlo a aceptar su llegada y a compartir el día a día, dándole la seguridad de que el amor hacia él no cambiará.   Si bien muchos chicos toman la llegada de un hermanito con alegría y disfrutan de convertirse en hermano mayor, también pueden mostrar comportamientos que denotan cuánto los conmueve este cambio. Las reacciones más frecuentes son: mostrarse más llorones, irritables y nerviosos, actitudes agresivas, retraimiento, afectuosidad excesiva hacia el bebé o la mamá, conductas regresivas (chuparse el dedo, volver a hacerse encima, pedir mamadera), caprichos (allí habrá que descubrir cuál es el verdadero requerimiento oculto en el reclamo), cambios en el

Colecho

Colecho: Si o No? Tema tan actual como controvertido, el colecho tiene defensores a ultranza y detractores aguerridos. Para poder encontrar un punto de equilibrio y tomar una posición determinada vamos a ver de qué se trata y a considerar cuáles son las variables en juego. Qué es el colecho Aunque parece una novedad, se trata en realidad de una práctica de larga data que consiste en compartir la cama padres e hijos, lo cual es habitual en otras culturas y lo fue también en otros momentos históricos. Los motivos que conducen a colechar pueden ser disímiles: la falta de espacio físico, el arraigo a costumbres o hábitos sociales naturalizados, la única opción para mantener al bebé calentito en regiones muy frías o de bajos recursos, la comodidad que representa para amamantar en las noches, o una decisión conciente y consensuada de ambos padres. Como sea, hoy en día practicar el colecho parece ser una moda como tantas otras que signan los estilos de crianza de cada época. Coti

El miedo a las vacunas

Casi todos los niños atraviesan una serie de etapas en las que  sienten miedo  ante determinadas situaciones u objetos. Hay miedos universales presentes en el desarrollo normal de todo niño, que al igual que aparecen, también desaparecen espontáneamente a medida que el chico va adquiriendo experiencia respecto a ellos, porque los temores infantiles funcionan como señal de alerta ante la proximidad de lo que es vivido como   peligroso, de allí su carácter defensivo. El abanico de miedos posibles   es amplio y va variando de acuerdo a la etapa evolutiva que el niño esté atravesando. S iendo bebés los temores serán irracionales, más ligados a sensaciones o a la percepción del miedo o el malestar de los padres (que son sus figuras de referencia). A medida que crecen, los temores van tomando consistencia y se hacen cada vez más concretos : a los extraños, a la oscuridad, a estar solos, a los ruidos fuertes, a las tormentas, a los animales, fantasmas, monstruos, brujas o personajes de