control de esfínteres
Llega un momento en que los padres empiezan a preguntarse: ya es tiempo de que deje los pañales?, cómo hago para sacarselos?, aprovechamos el verano asi empieza el jardin sin pañal?, casi lo logramos pero volvió a hacerse encima! Por qué?
Como todo proceso madurativo en la infancia,
el control de esfínteres no es algo lineal. Durante el pasaje del pañal a la
pelela o al inodoro el niño atravesará muchas idas y vueltas, avances y
retrocesos, ya que de
un momento a otro se enfrenta con la necesidad de esperar, retener y aceptar
que hay normas que cumplir.
El
logro del control de esfínteres es un paso de suma importancia en el desarrollo
mental, emocional y social del niño. Implica que ha podido reconocer sus
sensaciones y necesidades fisiológicas, al mismo tiempo que ha sido capaz de
controlar sus esfínteres hasta llegar al lugar que sus padres le han indicado
como el adecuado para ello. Es decir que empieza a tomar la decisión de no
dejar libre curso a la satisfacción de sus necesidades, lo cual representa un
paso importantísimo.
Es fundamental que como padres comprendamos
que este no
es un aprendizaje mecánico o por forzamiento, por lo que el niño no lo
logrará por la vía del entrenamiento. Debemos
tener presente que es un proceso que llevará algún tiempo, que varía en cada
niño y que inevitablemente al comienzo va a haber muchos “accidentes”, porque
los logros no son de una vez y para siempre. Es importante entonces ser
pacientes, comprensivos y estar dispuestos a acompañar a los chicos en esta
nueva etapa de su vida.
Podemos
detallar muchas formas de acompañarlos en este proceso: compartir su interés
por ir al baño, contarles cuentos sobre el tema, avisarles cuando vayamos
nosotros al baño, ayudarlos a identificar sus sensaciones corporales, jugar con
un peluche o una muñeca a que hacen pis en la pelela, etcetera. Pero lo mejor
que podemos ofrecer a nuestros hijos es nuestro respeto por sus tiempos y su
ritmo de desarrollo, nuestra paciencia y comprensión en los momentos en que no
logran retener, nuestra escucha amorosa ante su temor a caerse por el inodoro,
a que le duela, o a que no le salga. El camino es contenerlos, sostenerlos,
tener confianza en sus capacidades, escuchar sus iniciativas, respetarlos cuando no
quieran dejar ir su caca o su pis, y celebrar cuando lo logran y nos lo
muestran como un gran regalo.
Recordemos
siempre que lo más importante es acompañar a nuestros hijos en todos los
procesos de cambio y adaptación sin forzarlos, dándoles el tiempo necesario
para acomodarse y sentirse seguros en el nuevo estado. Así evitaremos cargarlos
de ansiedades y presiones que obstaculizan la transición, y les permitiremos
atravesar los cambios naturalmente, sin prisa, dándonos además la oportunidad a
nosotros como padres de disfrutar cada etapa, sin temer nuevos comienzos ni
apurar finales.
Lic. Mariela Lopardo
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